Datos Históricos

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La Academia nació en la antigua Grecia cuando el gran filósofo Aristocles de Atenas,  hijo de Aristón, apodado Platón discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles,  estableció en las afueras de Atenas, en los jardines de un olivar, un lugar para la enseñanza y difusión de su Escuela Filosófica. A este lugar donde practicaban sus famosos Diálogos lo llamo Academia, como un homenaje al héroe mitológico ateniense Academus.  Desde entonces la Academia se difundió por todo el mundo para la enseñanza, divulgación y culto del arte, de la ciencia y todo lo que tenga que ver con el conocimiento humano y la cultura superior.

De aquí proviene el nombre de Académicos a los nombres de la diversas academias. Se calcula que el inicio de la Academia data del año 387 antes de JC y sobrevivió en forma continuada durante 9 siglos, pues fue cerrada en el año 529 antes de JC por disposición del emperador de Justiniano.

La Academia es sin lugar a duda una institución donde se tiene que exaltar y cultivar la ciencia el arte y las letras. Ella representa, juntamente con la universidad, el más alto nivel cultural de una nación. La Academia de medicina tiene que ser el símbolo de la cultura médica.  Los académicos deben de ser estrictamente seleccionados entre los más aptos y capaces de tal modo a que puedan cumplir con sus objetivos fundamentales. Formar parte de la academia es indudablemente la culminación de la vida universitaria del médico.

Esta es la razón por la cual el camino para llegar a la misma es largo y difícil y justifica plenamente las exigencias que se requieren para la nominación de un académico.

Ingresar a la Academia de medicina constituye un honor, un galardón, un premio a una existencia consagrada a la ciencia médica pero también presupone una gran responsabilidad, un deber que obliga a observar una conducta inobjetable y un comportamiento conforme a las exigencias estipuladas en su estatuto y reglamento.

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